¿Qué es y en qué consiste una visita audiométrica?

Una visita audiométrica es el término empleado para designar la exploración del nivel de audición. También conocida como audiometría o revisión auditiva, esta prueba no implica ninguna complicación, riesgo ni contraindicación. Su principal utilidad es evaluar si el paciente sufre pérdida de audición que, a veces, puede ser sospechada por él mismo, su familia o alguna exploración clínica. 

A menudo, se relaciona la visita audiométrica con la tercera edad y el mayor riesgo de pérdida de audición que comporta pero, en realidad, su campo de aplicación es mucho más amplio. Una revisión auditiva es equiparable a realizarse un chequeo dental o visual con cierta regularidad, independientemente de la edad del paciente.

Si bien es cierto que la pérdida de audición, a menudo, es pareja al avance de la edad, otros factores como condiciones laborales, características genéticas o ciertas patologías, pueden provocar pérdida auditiva.

Es aconsejable realizar una revisión auditiva a niños que han sufrido otitis o tienen tendencia a padecerla. También a aquellos bebés que han pasado un tiempo en incubadora y en otros casos en los que el pediatra así lo recomiende. 

 La periodicidad de una visita audiométrica puede variar. Una revisión anual para comprobar si los niveles de audición son correctos o hay alguna alteración, suele ser suficiente para la mayoría de personas. En el caso de existir una enfermedad auditiva previa o pertenecer a un grupo de riesgo, éstas deberán realizarse más a menudo para un correcto seguimiento. 

Debido a la importancia de esta prueba, en centros auditivos como Audiotek, es posible  realizar una revisión auditiva gratuita a cualquier edad. Generar confianza y acompañar al paciente durante todo el proceso siempre que lo necesite, son una de las principales bases de nuestro trabajo. 

Las personas de edad avanzada deben realizar una revisión audiométrica con regularidad

Técnicas empleadas en la visita audiométrica

Como hemos mencionado, esta prueba no entraña la menor complicación ni riesgo para el paciente, por lo que éste no debe someterse a ninguna preparación previa. En una visita audiométrica, se emplea una procedimiento relativamente simple y rápido para el paciente: dura de 20 a 30 minutos, y no genera ninguna molestia. Sin embargo, proporciona resultados muy útiles para determinar la capacidad auditiva del paciente. 

Después de  explorar el oído, para descartar problemas reversibles como otitis o tapones de cerumen y antes de proceder a la audiometría, el audiólogo explica al paciente los pasos que debe seguir a continuación, ya que necesitará de su colaboración para realizar la prueba. 

No obstante e, incluso en el caso de las personas de edad muy avanzada o niños pequeños, el audiólogo es un profesional experto que adapta la explicación a todos los pacientes, facilitando al máximo su comprensión que, de base, no es complicada. 

Para realizar la audiometría se emiten unos sonidos que producen una sensación sonora en el oído del paciente sometido a la prueba. Para ello, se emplea un audiómetro: aparato emisor y receptor de las respuestas al sonido. Este aparato genera un sonido que puede ser trasladado por cables a unos auriculares o a un vibrador que, colocados en el paciente, darán respuestas controlables por el mismo audiómetro.

El sonido recibido por medio de los auriculares, produce una vibración en la membrana del tímpano que es transmitida a través de la cadena de huesecillos y hará un recorrido hasta llegar a los centros encefálicos de la audición. 

Cuando el sonido llega a través de un vibrador colocado sobre la zona del hueso temporal del cráneo, se estimula directamente la zona de percepción del sonido, sin pasar por el tímpano. 

Una vez comprobados los resultados, el audiólogo podrá localizar la parte del oído que esté afectada si ésta existiera, verificar si los niveles de audición son correctos, así como cualquier otra particularidad. Con toda esta información,  orientará al paciente sobre las indicaciones más oportunas a seguir.

Después de una otitis es recomendable que un niño realice una visita audiométrica

Visita audiométrica: cuándo hacerla

Más que una técnica de prevención, una visita audiométrica permite detectar los posibles daños en la audición en el estado precoz de su desarrollo. Esto es súmamente útil para poder establecer un plan de control de audición periódico y tomar las medidas más eficaces. 

Una de las formas de prevenir los daños en el oído es evitar la exposición al ruído o tomar las debidas precauciones cuando no hay más remedio que exponerse a él. La audiometría detectará la posible pérdida auditiva y prevendrá que vaya a más, siendo como es el paso previo a todo tratamiento posterior, así como parte del mismo.

Si, en condiciones normales, es recomendable realizar una visita audiométrica una vez al año, las personas mayores (a partir de los 60 años) o las expuestas continuamente a ruidos elevados por su trabajo, deberían realizar este prueba con mayor frecuencia.

Téngase también en cuenta que la pérdida de audición puede deberse a factores congénitos, hereditarios, complicaciones en embarazo o parto o el uso de determinados medicamentos. Las infecciones crónicas en el oído, algunas enfermedades como el sarampión y la meningitis, las obstrucciones del conducto auditivo o los traumatismos en la cabeza también pueden derivar en pérdida auditiva.

Cualquier persona que forme parte de alguno de estos grupos de riesgo o que ella misma o sus allegados detecten alguna anomalía en su capacidad de audición, deberá realizar una visita audiométrica para detectar cualquier problema. Salir de dudas es el primer paso para vivir con tranquilidad. Cuando se trata de una prueba tan sencilla y, a la vez, tan eficaz, tomar precauciones merece la pena. 

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